Los sobres sorpresa para niñas aparecen en los kioscos, tal y como hoy los recordamos, en los años 60. En su interior podíamos encontrar multitud de regalos: cacharritos de cocina, el equipo de peluquera, el equipo de enfermera, los artículos de una tienda de comestibles, habitaciones para el bebé y muchísimas cosas más. Los sobres sorpresa para niñas se lanzaron al mercado gracias al éxito obtenido con los sobres para niños.
Había varias casas jugueteras que fueron las verdaderas impulsoras de este juguete, como "Monta Plex" o "Alfredo Losada" de Barcelona. Después los sobres se convirtieron en cajitas sorpresa, pero seguían ofreciendo, prácticamente los mismos juguetitos. Después aparecieron otros sobres que llevaban tebeos dentro, como los de "Anabel", que tenía en su interior, un ejemplar de Pulgarcito y dos anillos de plástico.
Fuero uno de los mayores éxitos en ventas en kioscos y jugueterías, debido la gran variedad, a su reducido precio y a la presentación del productos (los sobres sorpresa llevaban llamativos dibujos). Sin duda alguna, durante varios años fueron los reyes del kiosco.
Anda que gracia me ha echo ver la foto de tu entrada. También yo recordaba con nostálgia los sobres sorpresa de niña y este verano encontré un puesto en un feria donde vendian los de niño. Pero revolviendo entre ellos, me encontré con el único de niñas que quedaba. Justamente hoy, colgué en mi blog fotos de los sobres y de su interior. Y veo que alguno de los que salen en tu foto los tengo ahora en mi poder :)
ResponderEliminarImaginate la ilusión que me hace volver a tener aquellos sobres con los que tanto disfrutaba cuando era pequeña.
Perdón por irrumpir y además soltar un discurso en tu blog :P
Un saludo
jajaja, tranquila por el discurso, es agradable encontrar personas que comparten esta ilusion, ademas que no me importa, si quieres claro, que incluya tu blog en el mio.
ResponderEliminarYo tambien tengo varios de estos sobres, la peluqueria, los cacharritos, tengo uno que es de bebes,y ahora no recuerdo cual es el otro, aunque no los tengo abiertos, me da penita.